Algo debí hacer yo para que la
otra noche me despertaras en mitad del sueño llamándome enfurecido, pero no
recuerdo qué pudo ser. Desde entonces no consigo decirte nada, no soy capaz de
adivinar tu réplica, no me concentro por más que mire aquella foto de tu
infancia, niño que también fuiste, ni sé cómo ordenar todo lo que se ha ido
acumulando en tu ausencia, que ya empieza a ser tan larga.
Tal vez porque sea tan larga.
Tal vez porque sea tan larga.
Cómo haré para contarte si todo lo tuyo que pasa sin ti se vuelve silencio.
Apaga una luz.
Vela el llanto de tu nieta contra la vida, enemigo al que amar.
Amigo que te envía regalos después de muerto.