Hay paraísos donde la vida no se perdona, y aun así se celebra.
Donde la caña de azúcar es amarga y se hiende a machete.
Y no te llevo y tú me sonríes y yo miserable más miseria que tú, mi panza llena de langosta tuya, tú el bocadillo el caramelo el lápiz. La suerte.
Y si esperas, saldrá la luna en los palmerales
Y verás orillas que todavía
Y hasta cuándo no sé
cómo regatearte una esperanza.
cómo regatearte una esperanza.
3 comentarios:
Qué delicadeza para hablar de lo que se calla. La suerte.
También lo es leerte y oírte.
¿Punta Cana?
Mi hijo mayor acaba de venir de allí.
Hay paraísos así.
Celebraciones sobre la miseria.
No regateemos esperanzas.
Un beso.
Niña de rojo, ¿cuándo vuelves?
Te esperamos, aunque Madrid sólo sea paraíso en la distancia, aunque el azul haya desteñido ahora que llegó septiembre y las piscinas cierren. Si aquí no hay playa no importa: inventaremos la sal y la arena en una cueva donde la oscuridad siempre es luz.
Me cuentan que estás por Cádiz.¡En vidia!
besote, rubia
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