Cuánto nos costó comprender lo que mata el miedo
(la salvación, mírala, salta adelante)
que la vida no se encierra en un puño
que nada nos va a librar de las lágrimas ellas solas
llorándose a sí mismas
pensándose ¡ay dolor!
y felices
y que todo tiene que irse hasta tú
que te empeñas en volver
y tanto que costó
(qué será lo que falte, me pregunto
para que nada termine).