miércoles, 15 de diciembre de 2010




- Al menos tú no sabes lo que es el hambre.

Sus manos temblaban menos al rodear la taza de café hirviendo. Hirviendo hasta abrasar. Afuera el otoño había decidido arrancar todas las hojas de la ciudad. Oscurecer su gris implacable.

Yo no sabía lo que era el hambre.

- No. Claro que no.

Tomábamos café siempre que su estómago lo permitía. Café solo, taza mediana, sin azúcar. Decía que el amargor que le dejaba en la lengua prolongaba el placer durante horas, que no tenía remedio. Me miraba fijamente mientras lo decía: placer. Pla-cer.

Se aseguraba de que entendiera que una vez fue un hombre joven. Pero era inútil: yo jamás lo entendería.

- Aquella miseria de guerras y mendrugos de pan. Tú eres de la generación de la nevera llena, de las oportunidades. Tenéis información, libertad. Podéis elegir quiénes sois y qué queréis. Pero andáis confundidos.

A su espalda, la ciudad había desaparecido por completo, arrastrada por el aire. En su lugar no quedaba más que un desierto. Saboreé el café. Tuve miedo.

- Al menos tú no sabes lo que es la confusión.

Le miré fijamente pero era inútil: él jamás lo entendería.




martes, 19 de octubre de 2010


Y dice Anaís Nin:

"Hay una fisura en mi visión, en mi cuerpo, en mis deseos, una fisura permanente, y la locura la empuja adentro y afuera, adentro y afuera. Los libros están sumergidos, las paginas arrugadas; cada perfección piramidal arde completamente al impulso de la sangre…"

Y quién tuviera el valor de decir lo mismo;
de explicar
cada pequeño baile de monstruos.
(La foto es del Monumento a las victimas del Holocausto, Berlin)

jueves, 1 de julio de 2010



Porque yo tenía un jarrón tú trepabas
a los magnolios de junio.

Hoy me han preguntado por tí.

Y no he sabido qué decirles.


(A mi padre)

lunes, 21 de junio de 2010



Y no hallé nada al final
del instrumento de cuerda
que había cumplido su promesa.

Yo quería decir silencio en una primavera muda
y que no me doliera.


lunes, 19 de abril de 2010


Maneras de hacer poesía



Gracias, David

(y no sólo por ésto)

miércoles, 14 de abril de 2010


No temer la pérdida o el olvido.
Ignorar que alguna vez fuimos algo más que cartón.
Tal vez algo menos liviano.

Ahora sé
que hasta los órganos más oscuros son vulnerables a la luz.
Más aún que a los alfileres.
Más que a su propia necrosis.

He visto la palabra
que permanecerá cuando yo me haya ido.
La leí casi sin pensarla. Decía claramente
Ocaso.
Era una palabra muda en la que nadie cree. Como en un encuentro.
Un temor.
La posdata de esa carta que nunca enviaste.

domingo, 21 de marzo de 2010


Ella nunca pensó que moriría por algo tan simple.

Bang, bang.

miércoles, 17 de marzo de 2010


Hoy también luce el sol. Paradójicamente.
No seré yo quien te envíe las cartas que te escribo.


lunes, 8 de marzo de 2010

Nueva exposición de Rebeca Le Rumeur

Rebeca Le Rumeur vuelve con un nuevo color: el azul. Me resulta imposible elegir entre un cuadro u otro. Pero por ejemplo, aquí tenéis

Arde


¿Queréis ver más?

Pues el próximo jueves 11 de marzo, a las 21.00 horas, en el bar Nanai (C/ Barco, 26) tendréis ocasión de verlos y disfrutar de la música de Cristina López y las letras de Lara Moreno, Aroa Moreno, Elvira Navarro, Nán, Fernando González-Ariza, Recaredo Veredas, Kika, David Casas y una servidora. Y para acabar con buen ritmo, el blues de Creaturing y un vino.

Allí os esperamos.

(No faltéis)


viernes, 5 de marzo de 2010


Tal vez la única ventaja la duda sea que no nos deje darnos por sentado.
Para qué más certeza.

domingo, 21 de febrero de 2010



Fausto no existe y a mí me sobra la lluvia. Su país vive de espaldas al tiempo del este y desborda los pies como un niño a lomos de un océano. Porque Fausto no existe.

Lo sé.

En la frontera del amor se viaja en asientos de terciopelo gastado. De reojo, fotogramas. Una mirilla proyecta recuerdos y dudas veinticuatro horas al día. Escuché su nombre en algún lugar de mi memoria por error. Miré sobré mi hombro y alcancé a entender el llanto de las piedras.

Decidí que Fausto no existe.

Seguí rodando.

Cayó una tarde pesada como un reloj sonámbulo. Cayó una noche atlántica en una balsa de madera. Tú tienes el olor de la madera joven y yo la cárcel del atlántico que no discrimina verdades. A veces te confundo con cosas que tenía. Sigo rodando. Recito contigo el salmo de las piedras. Sé bien

que Fausto no existe.

Sé bien que me pinto los labios y escucho caracolas. Que más vale huir que haber perdido. Tiro el desayuno y la cena en lugares que no conoces y me sorprendes atando fresas a un arbusto artificial. Con el paso de los años descubrirás la luna de tu memoria en mi vientre. Todo cambia. Ten cuidado.

Al otro lado de la mirilla Fausto nos está observando.

domingo, 10 de enero de 2010

Cuatro

Una vez me contaste que cuando eras pequeño viste nevar en tu calle, y que nunca volvió a repetirse. La abuela aquel día te había mandado a comprar azúcar, pero tú te escapaste a jugar con los demás niños. Luego cogiste un puñado de nieve y te lo llevaste a casa. Se te había olvidado el azúcar, y en su lugar le diste a la abuela aquella bola blanca y sucia. En cualquier otro momento ella se habría enfadado mucho, pero aquel día apenas te regañó. La nevada le había ablandado el carácter y por un día te libraste del castigo y dejó que volvieras con los niños. Jugabas con nieve blanca.

Te gustaba recordarlo: de chico vi nevar en Sevilla, decías. Y hoy, tantos años después, ha vuelto la nieve a tu ciudad. Hoy. Cuando se cumplen cuatro años de tu marcha, el cielo se ha vuelto gris, y el aire se ha llenado de copos blancos como aquel día. Yo sé que no tiene sentido, pero ojalá lo hubieras visto.

Ojalá, aunque sólo un instante, hubieras estado allí. Como cuando eras niño. Y siempre.

Ojalá que al menos tu corazón estuviera.

martes, 5 de enero de 2010

Horas

Que no todo puede hacerse en la vida lo aprendí con la primera renuncia. Que nunca seré tan libre como quisiera. Que a veces tengo que escaparme de la cama y fumar sin que nadie lo sepa, que si hubiera alguien entonces ya lo sabría y no sería escaparse. Que me gusta cuando me río a solas sin querer y que ojalá lo hiciera siempre. Que qué bueno este tema, anoche, la predicción del tiempo. Que pensándolo bien qué suerte y para qué pensarlo mal. Que se me olvidó acordarme de la angustia, de esperar que aquél diga, que el otro haga, que algo pase, llegue, no se sabe bien qué. Que me aburro con facilidad y algo culillo de mal asiento. Que me gusta probar pero no tanto quedarme. Que quedarme me cuesta como una muerte, que ya moriré pero dentro de mucho. Que cuando muera me dejen escaparme a fumar y finjan no haberme visto. Que a mi modo viajo, pienso, practico. Que a estas alturas para qué cambiarme por nadie. Que quién me iba a decir y mejor aún qué me dirán. Que detrás de un sueño siempre hay otro. Que me perdone quien me quiera, que quiero a quien perdono. Que ser feliz es una forma de vida, que me vigilas y te lo prometí. Que sólo tú no esperas nada a cambio. Y que nunca lo haya. Que sigamos así. Que de todo lo que no hagamos en la vida sólo de eso nos arrepintamos.