miércoles, 22 de agosto de 2012

Pensamientos circulares II




Un día aparecen en la orilla rojizas, silenciosas, medusas. Y la playa se convierte en una cacería de tentáculos marinos. Bajo el sol de mediodía se ven niños con redes y madres que guardan sus capturas en botellas de plástico: amasijos de diez, treinta, cincuenta medusas agonizantes se reparten por la playa hasta donde alcanza la vista. Un trasiego interminable entre la arena y el agua. Una limpieza incansable hasta que por algún azar un niño tropieza, le da una patada a una botella y vierte las medusas sobre la arena, cerca de la orilla, en el límite mismo del agua. Allí donde llega el oleaje como una lengua que lo devuelve todo al estómago del mar.