domingo, 29 de noviembre de 2009



Quiero volver sin haberme ido. Besar los charcos ahogados de luces. Apagar las luces que arriba deberían
verse.

Y sin embargo nada.

Si tal vez, como en un juego, tú
sin azar
sin rencor ni adversario
sin este bautismo diario que entregas y no sabes dónde
quedó, y como en un juego
me robaras la mano, la ley, la partida
las ambiciones pequeñas
y los mitos
las ansias con las que a veces olvido que arriba
siguen faltando esas luces, puede
que a cambio volviera
(qué decir de quedarme)
déjame
verte el rincón despiadado.
Quédate sin piedad.

Habla.