lunes, 25 de agosto de 2008

Hay paraísos donde la vida no se perdona, y aun así se celebra.



Donde la caña de azúcar es amarga y se hiende a machete.




Y no te llevo y tú me sonríes y yo miserable más miseria que tú, mi panza llena de langosta tuya, tú el bocadillo el caramelo el lápiz. La suerte.




Y si esperas, saldrá la luna en los palmerales




Y verás orillas que todavía



Y hasta cuándo no sé

cómo
regatearte una esperanza.