martes, 23 de octubre de 2007

Cómo me gustaría se capaz de decirte así, en pocas palabras, algo determinante. Ya lo hice de hecho, hace tres días. Quizá no lo recuerdes pero estabas allí. Me mirabas desde tu asiento moverme de un lado a otro buscando las llaves a toda prisa. Crees que no me daba cuenta, pero sé que me estabas mirando. Incluso pude llegar a ver por debajo de tu sonrisa complaciente una súplica un no te vayas así, tan guapa. Quédate.

Por eso te lo dije en aquel momento. Por eso conseguí expresarte que no debías tener miedo, aunque hubiera preferido que vinieras conmigo. Eso no se si lo dije pero recuerdo muy bien que en ese momento supiste que no me iría a ninguna parte, que al día siguiente, por la mañana, desayunaríamos tostadas y café como cada domingo, cuando entra el sol por la ventana, te despereza, e ilumina lo cierto.

No hay comentarios: