viernes, 23 de noviembre de 2007


Un collage,
tal vez un caleidoscopio,
un agujerito para los espías
miren y opinen.

Entender que entender lo más difícil
es tan sólo lo más fácil:
lo mío ya no es mío
lo que ya no es mío no lo quiero
lo que no quiero sigue siendo mío
lo que quiero que aún no es mío.

Encontrar cuando dejas de buscar,
explicar sin pretenderlo
que sospechas
de los giros minuciosamente calculados,
que dudas sobre la profundidad
del cajón de tus desastres.

Lo abro: tomo medidas.

La nada ya no parece la misma.

2 comentarios:

NáN dijo...

En este texto de pensamientos, me voy a quedar con el que me parece el mejor verso (no soy crítico ni sabio, todavía; me suelo equivocar): el último. Ese endecasílabo (y no es el único del poema) que tanto transforma. Ese «la nada ya no parece la misma».

Lara dijo...

"Entender que entender lo más difícil
es tan sólo lo más fácil:
lo mío ya no es mío
lo que ya no es mío no lo quiero
lo que no quiero sigue siendo mío..."

Pues aunque coincido con Nán en ese endecasílabo final, también apunto estos otros, y esa soledad de vértigo que te hace tan tuya (y así yo te recojo por verme y verte y te hago mía también), tan Virginia, tan rubia con el flequillo recogido hacia atrás, tan el cristal de la mesa, la ventana, el cigarro, el jardín, que necesita helarse para explotar más tarde, llenándolo todo de purpurina no artificial, de locura.
Monstrua...