jueves, 20 de enero de 2011


He leído uno a uno todos los poemas de entonces

aquellos que lanzábamos al aire

como pesadas balas de humo

sólo por el hecho

de lanzar

aquellos poemas

del grito y la convulsión

con los que inundamos las calles

y las ahogamos por completo

los de la primera herida en la primera carne

la que más duele

la que prueba su grosor

y se envilece. He leído

palabras escupidas, mordidas, ultrajadas

versos que jurábamos cumplir bajo pena de muerte

juramentos poéticos y alas

el éxtasis como único argumento

otra juventud perdida

que condenar por una boca

y entre sus labios

la promesa de sentir

tanto como un pulso pueda dar de vivo. He leído

que apostábamos dolor

cuando la otra opción era el olvido

que no hubo salvación para nadie

uno a uno, todos los poemas

arrojados por el ventanal de un tiempo

que nos enseñó a morder

a estar hambrientos

que nos hizo ver que volar es un derecho

que no está reservado a los cuerdos.


(A ellos y ellas, cuando lo fuimos)

7 comentarios:

Elena dijo...

lo que fue es
lo que es será

Virginia Barbancho dijo...

no sé...
o simplemente lo que fue explica lo que es
y lo que es explicará lo que será

o también puede que nunca lo lleguemos a comprender del todo (opción ésta mucho más cómoda, por qué no)

Besos,

rh dijo...

Me llevó a principios de los ochenta, donde un amigo y yo que teníamos la costumbre de disparar poemas, nos reuníamos a veces para ver lo que hacíamos cada uno por nuestro lado. Fumábamos, bebíamos cerveza, y hablábamos por encima dela música de Dylan, Janis o cualquier otro, mientras jugábamos alguna vez al scalextric como si estuvieramos pescando. Luego salíamos a los bares malditos de la parte vieja y volvíamos cada uno a su casa por calles desiertas. Era como una conjura. Era la conjura. No sé si aquello fue y es, o explica lo que es, sólo sé que me alegro de haberlo vivido y de que mi mujer, años después, rescatara del un lugar perdido gran parte de aquellos poemas disparados. Eso me recordó que debía seguir escribiendo.

Lara dijo...

Era un poco después del principio del nuevo siglo...

(Pero nunca se sabe si esto acaba o si esto vuelve.)

Virginia Barbancho dijo...

Who knows...

Mafalda dijo...

He leído algunos de tus posts...
Me gusta mucho tu jardin privado, las palabras que cuelgan de las ramas, los capullos que comienzan a abrirse en medio del frío, tímidamente.
Celebro haber encontrado tu jardín. Vendré con frecuencia, saborearé los frutos que dejas al alcance de los que te visitan.
Un abrazo y un gustazo.

Microalgo dijo...

De hehco, volar lo tenemos prohibido los cuerdos.

Como lo oye.