domingo, 25 de septiembre de 2011





Y qué más puede hacer alguien como yo cuando alguien como tú se le desborda
y descubre entonces 
la cruel vulgaridad que habita en todas las palabras.


2 comentarios:

Microalgo dijo...

Qué grande, B.B. En todos los sentidos.

Y qué buenos azucarillos...

Anónimo dijo...

Si en las palabras habita la cruel vulgaridad,solo nos queda recurrir a Arquímedes y a su Principio para no desbordar:

E = mg = pf g V