jueves, 10 de mayo de 2012



Eso de ahí arriba es una luna llena de agosto y estás en lo alto de una torre vigía del siglo XVII que a su vez está en lo alto de un acantilado sobre el Mediterráneo. Sopla una suave brisa del Este y abajo las olas rompen en las rocas y dejan regueros de espuma que flotan en la oscuridad. Te cuentan historias de piratas y naúfragos y esclavos que llegaron a estas tierras, pero nada de eso parece que exista ya. Tú sólo cierras los ojos, y los abres, y los cierras, y sigues viendo la misma luna y el mismo mar y no distingues claramente si los tienes ahí fuera o están dentro de tu cabeza. Podrías tratar de pensar en cosas como por ejemplo la eternidad o el bombeo de la sangre de un cuerpo; y si ese bombeo va acompañado de luz, y si es así cuándo se apaga, pero no: tú sólo parpadeas a intervalos lentos hasta que en uno de esos parpadeos te das cuenta de que de repente ha aparecido el mundo.


2 comentarios:

Lara dijo...

Puede ser que reconozca ese horizonte.

Qué bien que nos traigas el mundo de nuevo.

Microalgo dijo...

Pues vaya pedazo de luna, a todo esto...