miércoles, 2 de mayo de 2012




Sin embargo, a veces podemos oír cómo nos va abandonando en el silencio.
Cómo se aleja lentamente y en su lugar
ya no va quedando música,
ni calor,
ni nada.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es inevitable leer este poema una sola vez, algo empuja a volver a hacerlo y cuando lo haces una especie de brisa te llena las tripas...quizá es el silencio que se aleja...

Microalgo dijo...

Pero aníseme, coñe.

Aiñs.

Virginia Barbancho dijo...

Anisarle?

Con anís del mono?

Microalgo dijo...

Ejjem.

Anímeseme.

Maldita demencia senil.