sábado, 11 de abril de 2009




Las piedras callan y son de cemento
la ciudad desvaría
la piel de mis manos resecas al hueso
y la vida nadie sabe: fumo

rachas de frío sobre las flores de marzo

y vagamente lagrimeo, tiempo vago
distancias que atrapan la tarde
en cumbres como aquélla

nadie sabe: oigo


latidos que abandonan la tierra, sé vagar
todo piedra

trenzo ausencias poco dolidas
visito palabras que no dije antes.


5 comentarios:

Lara dijo...

aquí hay un canto nuevo


me gusta mucho


un abrazo

NáN dijo...

Creo que lleva un tiempo visitando palabras que no dijo antes. Esto es un proceso.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Mmmh...
...Hacía tiempo que no me dejaba caer por tu jardín. Pensaba encontrármelo todo descuidado y lleno de mala hierba (que es como me parece que ando yo últimamente), pero no. Veo que sigue ahí, tan frondoso como siempre...
...Beso...

Microalgo dijo...

¿Recuperada?

Espero que, al menos, vitaminada.

ybris dijo...

Triste ese desvarío de la ciudad de cemento azotada por rachas de frío, tardes extrañas y rumor de latidos fugitivos.
No es extraña la sequedad de las manos ni el incierto lagrimeo ni la evocación de ausencias...
ni esas tristes palabras nunca antes dichas.

Besos.